Davos, la cumbre de los poderosos



El foro anual que comenzará este 20 de enero en la ciudad suiza de Davos no es un encuentro internacional organizado por Naciones Unidas. Tampoco una cumbre mundial de presidentes. Sin embargo, se ha transformado en uno de los eventos privados de mayor interés global. Allí las trasnacionales más importantes del mundo debaten sobre la suerte del planeta. Un banquete de gerentes al que asisten como invitados presidentes, académicos y periodistas.

Ignacio Rodríguez (Prensa CLATE)

El Foro Económico Mundial, también conocido como Foro de Davos, es una fundación con sede en Ginebra. Entra en la categoría de Organización No Gubernamental (ONG) u Organización de la Sociedad Civil (OSC). No obstante, la relevancia que las autoridades políticas y el periodismo mundial dan a este encuentro habla del poder que tienen los convocantes, las principales trasnacionales del planeta. Su objetivo declarado es “mejorar la situación del mundo”, un fin demasiado altruista para el millar de corporaciones miembro que ostentan facturaciones anuales de más de cinco mil millones de dólares. 

El mundo visto desde “arriba”

A partir de 1991 el Foro Económico Mundial empezó a realizar su Asamblea Anual en la ciudad de Davos, un exclusivo centro turístico de deportes de invierno ubicado en los alpes suizos. Ese mismo año se desplomaba la Unión Soviética y el capitalismo se imponía a nivel mundial dando inicio a lo que se denominó la “globalización”. Desde entonces Davos fue más que un foro de debate un faro desde donde irradiaron las ideas neoliberales que pretenden moldear el mundo a la medida de las multinacionales. Allí asisten además de los gerentes o CEOs (Chief Executive Officers) de las mayores empresas mundiales    , un gran números de jefes de estado, funcionarios, algunos académicos y periodistas invitados. Las empresas participantes pagan hasta u$s 680.000 para tener acceso al Foro. 

La convocatoria 2016 reunirá a unos 2500 participantes de más de 140 países. Además de los principales referentes del mundo de negocios, este año se espera la presencia de líderes políticos como el vicepresidente norteamericano, Joe Biden, el presidente de Francia, François Hollande, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente del Consejo italiano, Matteo Renzi, entre otros. De América Latina participarán los presidentes de Perú, Ollanta Humala, de Panamá, Juan Carlos Varela, de México, Enrique Peña Nieto, y de Argentina, Mauricio Macri. También estarán presentes alrededor de 10 presidentes de bancos centrales de distintos países del mundo.     


La agenda del mundo de negocios


Temas como los problemas medioambientales, los conflictos bélicos, los precios del petróleo y las crisis monetaria en ciernes asoman en la agenda del foro, que eligió como pomposo título para la presente edición: “Hacia la cuarta revolución industrial” . Sin embargo, a través de “los problemas que afectan al mundo”, los hombres de negocios utilizarán el encuentro para hacer lobby para sus empresas y consensuar sus estrategias corporativas. Los líderes de Estado, por su parte, aprovecharán el foro para avanzar en conversaciones con otros representantes de gobiernos y para atraer inversiones a sus países. Tal es el desafío del presidente Mauricio Macri, que viaja luego de 13 años de ausencia de la Argentina en la cumbre y con el antecedente negativo de que el propio Foro Económico Mundial sitúa a su país en el puesto 106º en el ránking de competitividad. 

Los debates de Davos tienen una fuerte carga retórica, como el caso del llamado realizado por el vicepresidente de EE.UU a los líderes mundiales para reunir esfuerzos en la investigación para la cura y el tratamiento del cáncer.  Sin embargo, detrás de iniciativas como estas se esconde el lobby de los laboratorios trasnacionales que, en el marco de los tratados de libre comercio impulsados por EE.UU. (como sucede con el TPP), presionan para la inclusión de medidas de protección a la propiedad intelectual que ampliarán la vigencia de las patentes y dificultarán el acceso de las poblaciones pobres a los medicamentos.